Sintió la angustia inevitable por el contraste de lo que dejaba atrás con esto a lo que debía volver.
Cinco días de amigos entrañables y asados cordobeses le bastaron para replantearse cuestiones esenciales de su realidad.
Dormir durante los kilómetros que lo separaban de la vida ordinaria menguó la dosis de tristeza, pero la lluvia de un domingo porteño lo recibió con su habitual melancolía.
Gastó las horas que restaban de no hacer en protestar, rezongar, cuestionarse… agotando la paciencia de ella, con quien comparte cama, alegrías y pesares.
La noche le devolvió la inercia del tiempo que se desliza entre los dedos y hoy me cuenta las nostalgias de aquél día, envuelto en la rutina que lo atormentaba…
Cinco días de amigos entrañables y asados cordobeses le bastaron para replantearse cuestiones esenciales de su realidad.
Dormir durante los kilómetros que lo separaban de la vida ordinaria menguó la dosis de tristeza, pero la lluvia de un domingo porteño lo recibió con su habitual melancolía.
Gastó las horas que restaban de no hacer en protestar, rezongar, cuestionarse… agotando la paciencia de ella, con quien comparte cama, alegrías y pesares.
La noche le devolvió la inercia del tiempo que se desliza entre los dedos y hoy me cuenta las nostalgias de aquél día, envuelto en la rutina que lo atormentaba…
yo opino que nos recibamos y nos vamos todos a vivir a calafate !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!jajajja
ResponderEliminarnaty
adhiero!!!
ResponderEliminar