domingo, 10 de enero de 2010

Megatlón

Hace varios años que voy a un gimnasio de mi barrio (mi barrio: intersección de dos avenidas desbordadas de colectivos cuya combustión puede matar una cucaracha, cotidianamente habitado por miles de transeúntes malhumorados, landronzuelos, cartoneros y demás especímenes encantadores.) a cuya moderada suciedad y aparatos obsoletos, me acostumbré por la fuerza de la constancia.

Pero hace algunos días recibí un regalito por demás interesante: free pass para Megatlon!!! No lo dudé por dos motivos: primero, por la plata que me ahorro; segundo, porque sabía que iba a convertirse en tema para el blog.

Por ahora, sólo puedo esbozar una primera impresión. Que, como toda primera impresión, está basada fundamentalmente en prejuicios, naturalizaciones y subjetividades fundadas sólo en valores sociales. Es decir, la parte más jugosa del asunto!!!

El primer rechazo, por supuesto y por envidia, me lo provocaron algunas representantes de mi mismo género. Una en particular, cuyo peso no superaba los 48 kg., 5 de los cuales eran siliconas y su estatura no era menor al metro 65, era un estereotipo perfecto de los estándares de belleza que nos rigen. Por supuesto, ella lo sabía y no dejaba de regocijarse al respecto en todos los espejos que tenía cerca (que, dicho sea de paso, superan los del albergue transitorio más fetichista), haciendo gestos con la boca como si estuviera practicándole sexo oral a un caballo y moviendo su cabellera perfecta al ritmo de sus caderas. Lo que me sigue resultando un misterio es qué desodorante usa, ya que yo, a pesar de realizar ejercicios menos intensos, estaba transpirada hasta la coronilla y cualquier mujer común sabe cómo nos quedan los pelos en esas condiciones.

Paso al sexo opuesto. Dios mío!!! Parecen partícipes de una secta que practica el culto a los esteroides. Desde ya que su nivel de ego no tiene nada que envidiarle al de la señorita del párrafo anterior, aunque sí su nivel de sudor que es directamente proporcional al tamaño desproporcionado de sus bíceps y a la disminución constante del funcionamiento de su sinapsis neuronal.

Yo no sé en qué parámetros se basan ellos, tal vez en los de la chica seca o en los de otros tipos bárbaros como ellos, porque supongo que varias coincidirán en que no los tocamos ni con una escoba.

Trato de encontrar el argumento al rechazo recalcitrante e inevitable que me provocan. Intuyo que lo que no tolero es esa rigidez (o frigidez, por qué no), tan antinatural e incómoda con la que se mueven; o, pensándolo bien, esa rigidez en la que se mueven como peces en el agua… y que los hace parecer inalcanzables como estereotipos y absolutamente infelices como personas.

4 comentarios:

  1. jajajajaj Muy gracioso y muy cierto. Ni te cuento lo que parezco con mi flequillo loco despues del gym jajajaja Besos!! Mariana vcp

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  2. Caramba, que envidiosas que estan las gorditas.

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  3. jajaj tal cual todo lo que decis....muy lindo el blog Naty. Te mando un beso Grande. Sil (novia del cuis)

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  4. jajajja tal cual, no los toco ni con un chorro de sifon!! y a las minas asi les patearia el culo!

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