lunes, 25 de mayo de 2009

ROTAS CADENAS. El Cabildo de mayo de 1810

El ser humano deja múltiples huellas en el mundo. Huellas que encarnan diversas expresiones de belleza, de destrucción. Huellas que cobran diferentes formas, símbolos de una época, de una creencia, de un poder. Algunas perduran, testigos inmutables de acontecimientos que marcan, delimitan, definen el curso de los tiempos. Pilas de arena, hierros, ladrillos que parecen cobrar vida cuando, entre sus paredes, intentamos descubrir los secretos de la historia.
Es verdad que hace frío esta mañana, que el cielo está gris y la llovizna constante amenaza con mutar en chaparrón. Pero el calor se contagia entre los cientos de vecinos y milicianos que, apostados en la Plaza de la Victoria, esperamos alguna noticia desde el balcón.
"¿Dónde está el pueblo?", pregunta irónico el Síndico Leiva desde las alturas, luego de que muchos, agotados por la espera, partieran a esperar noticias en sus casas.
Furiosos por la actitud de quien sabemos partidario de la corona, entramos en la Sala Capitular para exigir una respuesta. Es Berutti el que da un ultimátum y amenaza con tocar la generala para que el pueblo, por las armas, consume lo que hace una semana el Cabildo no define.
La sensación de que algo está por suceder es casi palpable en el aire espeso del recinto. Volvemos a la plaza a esperar, junto a los demás, que nuestra fuerza y decisión se contagie a los cabildantes.
Poco después anuncian la nueva Junta integrada por los nombres que exigía el pueblo. Saavedra, Moreno, Paso, Belgrano, Catelli, Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes Larrea y Matheu jurarán como gobierno en nombre de Fernando VII.
Sé que la independencia real tardará todavía varios años más, pero desde esta tarde del 25 de mayo de 1810 en el "Excelentísimo Cabildo de Buenos Ayres", la historia de esta patria será un poco más Nuestra Historia.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Hoy

Hoy es un día triste. El cielo está gris, amenaza con llover y la humedad crea una atmósfera espesa, brumosa, casi irrespirable.
Los hombres solos en los bares, destilan lagrimones enormes y pesados, viendo su soledad nítida en las tazas de café.
Transeúntes encorvados, cansinos, atraviesan el aire lentamente, sin siquiera un gesto que exprese, al menos, el tedio o la melancolía.
Hasta los perros callejeros exponen sus costillas y su mugre más de lo habitual.
Los relojes reniegan de su labor mecánica y parecen rehusarse a deslizar el tiempo, haciendo que las horas transcurran lentas, oscuras.
El mundo, hoy, parece haber amanecido apenado, sin ganas de seguir con su trajín cotidiano, con su rutina inquebrantable.
Hoy es un día triste, ¿o seré yo…?

jueves, 14 de mayo de 2009

"Intitulable"

Soy una abandónica, lo sé. Descuido el lugar que más quiero y lo postergo en pos de cosas de las que reniego. Pero ¿alguien puede decirme cuál es el truco para que alcance el tiempo?
Mi vida es un caos: tengo mil responsabilidades, dinero insuficiente y casi nula vida social. ¿Algo estoy haciendo mal o esta es la lógica dentro de la cual está inserta la cotidianeidad de todos?
Si es así, si la respuesta es afirmativa, voy a tener que pasar del psicólogo al psiquiatra a ver si me empastillan y me relajo un poco, porque por este camino lo patológico es inminente.
Para sumar, mientras venía a la oficina, veo en la tapa de un diario que a los estatales nos aumentan un 15% (8% se cobra en julio y el resto en septiembre), como una medida que apunta a ganar votos por las próximas elecciones. Esa cantidad representa, más o menos, unos 120 pesos y ¡divididos en dos partes!
Claro, me olvidaba que las cifras del gobierno salen del INDEC, que ahora no es más que una agencia de marketing K, con lo cual, lo absurdo para mí, es más que coherente para la política de Estado.
Así que se supone que con mi sueldo debo poder pagar los impuestos, estudiar, hacer actividad física, fumar, movilizarme hasta todo esos lugares más el lugar de trabajo, alimentarme, estudiar inglés y. luego de que logre que me cierren todas las cuentas, cumplir con los múltiples roles que desempeñamos socialemente: leáse, ser buena amiga, buena hija, buena amante, etc., etc., etc.
No sé si el problema es filosófico, inscrito en la lógica de la posmodernidad “líquida”, si es económico, acorde al funcionamiento del sistema capitalista de mercado, si es político, decisiones del poder que nos condicionan más allá de nuestra voluntad, si es social, cultural o todo a la vez…
Sí sé que es empírico, fáctico y concreto para mi pobre subjetividad… así que antes de ir al psiquiatra, voy a meditar seriamente si no sería mejor estar loca del todo y pasar la vida drogada, hablando al pedo con otros locos, que estén menos estresados y apurados que nosotros!