lunes, 23 de marzo de 2009

Anarquía

Tímidamente,
cual si pudieras verme,
mis pensamientos te exilian
de la ausencia que habitas,
te arrancan de las horas
-tiranas y cobardes-
y bajan la guardia
para ser derrotados.
Un instinto puro,
como el de los niños,
subleva mis manos
que intentan tocarte,
penetra mi sangre
que corre con fuerza
y desboca el espíritu
que aguardaba, alienado.
Me alzo en armas
contra la vergüenza,
invocando "¡Libertad!"
como consigna,
Y la muerte en un despojo
instantáneo del aliento
sofoca la anarquía
de tu cuerpo en mi cuerpo...

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